Hay semanas enteras que están llenas de hechos negativos,
los ánimos se cansan, las ganas de levantarte y caminar se minimizan
ya no te impactan igual los primeros rayos del sol, ni el primer suspiro
de aire fresco, ese aire que te limpia y te levanta al mundo real.
Pero se atraviezan de vez en cuando, momentos de magia pura
cuando existe una comunión más allá de la vanal y cotidiana,
cuando el desahogarte te libera, te sientes escuchado
y más cuando en medio de la tempestad logras ver un a luz;
y dicha luz viene de la gente que toma tu mano, y trabaja junto a ti
ese sentimiento de que perteneces a algo, y que ese algo se va fortaleciendo
más y más, hasta que llegue a ser un muro indestructible.
Todo comienza hablando de nuestros talentos,
muchos destacan en varias artes que para mi son algo desesperantes,
pero por esa misma razón los hace especiales y admirables.
Y el simple hecho de darme cuenta que con mis dedos también aporto magia
me pinta una sonrisa y me deja satisfecho, me doy cuenta que no estoy solo
y que la gente que me rodea me inyecta de energía mágica la vida
y puedo de nuevo sonrerir, a pesar que mi cuerpo esté cansado.
El Abuelo.
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