y aún así, frío se siente el ambiente,
olas de intenso aire congelado
golpean con nuestra piel
dejandolas marcas rojizas
de los gritos del hielo que rasgan al pasar.
Las calles se visten de luces,
los abrigos se usan, nos cubrimos todos
las manos se esconden bajo los guantes
las gargantas se anudan con las bufandas
y nuestras cabezas se cubren con gorros.
Mis orejas sufren del mal
y exigen ser cubiertas
y mis pensamientos se detienen
dejando ocurrir todo a su paso,
coincidencias o casualidades
que corrigen el camino al correcto
y me hacen entrar en contacto con el mundo,
con todo aquello que te hace parte de,
lo que hace latir ru corazón.
Suspiros inciertos ante un camino aún más incierto
pero dejo de pensar por un momento
ya que el frío ha congelado mi movimiento
y mis ganas de seguir indagando en el qué vendrá,
y cubro mi boca para no hablar más...
El Abuelo.
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