lunes, septiembre 28, 2009

De malas...

Cansancio inevitable,
los párpados se cierran con una pesadez incontrolable.

Las horas parecen pasar desapercibidas,
eternas, nunca se acaban; y con ellas el trabajo que no cesa
que no se le ve fin, que absorbe la energía.

Días nefastos y pesados,
pero a los cuales no les podemos hacer nada,
no nos quedan muchas opciones
más que cerrar la boca y acatar la bombardeada.

Quiero dormir
desconectarme de todo,
acostarme en la arena
con el sol radiante encima de mi
con un martini y música relajante
que me ayude a olvidar
la cotidaneidad...

Me quemo...

El Abuelo.

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