Territorio seco, desierto
aún se siente lo tibio del ambiente,
aire que oxigena mis poros y mi mente.
Pero el tiempo, con sus eternas manecillas en movimiento,
me exigen lo mismo, y los movimientos dejan una ráfaga
que rompen la tranquilidad del aire estático que me rodea.
Mientras más se avanza, el tiempo pasa, el dolor se vuelve constante
pero un dolor positivo, que funciona, que evoluciona...
y con él, las gotas que emergen de la nada, dejando humedo lo que toca
lleno de salinidad, lleno de esfuerzo.
El tiempo no se detuvó, los días tampoco
los deseos siguen en alto, el trabajo es duro
pero las metas se están cumpliendo
y más cuando sabes que tienes a tu alrededor
las cosas más importantes del mundo...
Y así poco a poco las cosas avanzan
sin dejar a un lado el rastro de luz
que espera brillar en su máximo potencial.
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