A la vista, sólo aparecen miles de particulas de polvo, que poco a poco se levantan para revolverlo todo, para dejar entrever algunas cosas nuevas, otras conocidas pero en proceso de reforma y situaciones que pueden cambiar pero aún no están claras.
Como la vista no sabe distinguir lo que tiene enfrente, no nos queda más que poner nuestro oído con toda la atención posible. Sólo se escuchan pasos, tacones lejanos que empiezan a murmurar, ¿qué pasará? aún no lo sé, si mi camino dará vuelta por completo y se dirigirá hacia ellos, tampoco lo sé. No lo decido yo, ya que mi mano está ocupada y camina junto a ella, lo que vendrá, sólo el tiempo lo dictará.
De momento sólo me queda respirar y estar atento, uno nunca sabe, mañana todo puede ser diferente.
El Abuelo.
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