machacan el sonido contra el pavimento,
mis manos intentan frotar mis brazos
pero están entumidas, no tienen vida.
A pesar de los pensamientos, de los deseos
de la entrega y de las ganas de que las cosas fueran diferentes;
no permito que mis ojos dejen de ver a las estrellas,
pequeños puntos de luz que adornan la noche
en medio de la nada, de lo más oscuro
son pequeños chispazos de esperanza, que sí
se encuentran muy lejanas, pero aún así se ven.
Mis lágrimas llenan mis ojos
no sé si es de cansancio, tristeza, desesperación o felicidad
o mezcla de todas, pero me nublan la vista
hacen que la imagen tiemble
y vea difusas a mis estrellas que cada noche me cuidan
me ven, me dicen que aún hay cosas que no están perdidas
que espere tantito y pronto, veré su belleza de cerca...
pero amanece, el sol las va matando una a una
y con ellas mi razón se evapora
mientras los grados centígrados se apoderan
de los días cotidianos...
Días de muerte.
El Abuelo.
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