el alma se parte en dos, las ganas se cuartean y los pensamientos se alteran,
situaciones incomprensibles que parecen ya escritas.
El abrazar mis brazos no es suficiente para sobrellevar el frío
la piel duele y se pone a burbujear, pequeños poros que explotan
y son visibles a cualquier parpadeo perdido sobre mí.
Aún me cuestiono si me conozco bien,
aún me pregunto si todo vale la pena,
si el esfuerzo traerá respuestas,
pero mi lengua se entume y los labios se resecan,
dejo de pensar y me hundo en la nada
entre calles que me observan y juzgan,
que cuchichean y se burlan,
que aconsejan y ven las cosas con otra lupa,
pero que al final, sólo se quedan a lo lejos
guiándo mi caminar a un final
que aún no logro vislumbrar.
El Abuelo.
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