Hay algo dentro de mí que ya grita que no puede más. Muchas preguntas hay en el aire ¿Por qué sigo aguantando? ¿Por qué existe ese gran temor? Será acaso que cuando nos acostumbramos a algo, existen raíces que nos entierran a ese lugar y no nos permite siquiera movernos un poco; o tal vez entre más tiempo pases en un sitio, el miedo a lo desconocido crece a pasos agigantados.
Muchas veces he volteado al cielo y pedido una señal, y qué cuando por todos lados donde voltees existen señales enormes de advertencia y que repiten una y otra vez lo que debo hacer, pero sigo sin hacerles caso. Es impresionante el encontrar qué tan débil me he vuelto, que esa firmeza y determinación que tenía antes, simplemente ya no está, ya no la siento.
¿En qué momento se desvanece la seguridad? Y lo que es un hecho es que una vez que detectaste que te invadió tu mayor temor, sabes que viene una cuesta abajo que si no la detienes, minuto a minuto se hará más pesado el volver a subir.
Hoy, más señales me abrazaron y susurraron al oído, ya mi inquietud es notoria, quiero salir, quiero volar, quiero sentirme libre otra vez, eso lo sé… pero por qué no puedo simplemente abrir mis alas y volar…
El Abuelo.
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