miércoles, junio 30, 2010

No hay fiesta

Después de algún tiempo de pensar en la evolución de las relaciones

llegué al punto de pensar en todas aquellas personas que se unen a otras

pero que no vienen solas, sino que ya traen paquete incluído.


Tengo muchos ejemplos tanto cercanos como lejanos,

que si ya era mamá de tantos hijos, que si viene con la mamá,

que con el papá o la abuela, o una mafia tratando de eliminar

y ahora también te vuelves parte de la persecución...

En fin, un millón de situaciones que aceptas por mil razones.


De verdad que admiro mucho a la gente que lo vive

porque es un tema que casi no tocamos y que es real,

aún sigue sucediendo, y la verdad no es nada fácil.


Yo me pongo a pensar ¿Qué sucede con las parejas donde uno tiene hijos

y estos no aceptan a la nueva pareja del papá o mamá?


La mezcla de emociones entre el amor de tu pareja y el rechazo de su hijo o hija,

las ganas de poder mejorar la situación, de encajar en una relación que viene de años

y que se valoran de manera diferente, y sí, es por todos sabido que el hijo siempre

tendrá las de ganar, ya que es por quién se siempre se inclina la decisión del padre directo

sin importar nada más.


Difícil vivir que das todo por mantener la paz y el equilibrio

y que esperas que después de todo ese esfuerzo,

puedas recibir una sonrisa, una empatía,

que por lo menos valga la pena el acompañarte a cambiarte

que valgas el querer estar contigo, el seguir tus pasos

el verte como parte igual de la familia...


Pero no lo eres, no de sangre, es practicamente imposible romper el protocolo

lo difícil es acostumbrarte al ritmo y al no dejar que las actitudes que ya venían

siendo una constante no dañen lo que estás contruyendo por otro lado.


Eso no quita el amor-odio que causa...


En fin, aplaudible las personas que lograr navegar de la mano con la gente que aman

y lograr dejar pasar las indiferencias de esos seres que para ellos son tan importantes.


Salud por ellos.


El Abuelo.

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