Caen burbujas del cielo
filtran el sol para que no me haga daño,
el aire se siente fresco y reconforta el calor.
En mi ser, vibra una energía positiva
que me hace sonreir, me hace sentir bien,
siento esa chispa que me hace disfrutar lo que hago,
y lo sé, por que lo siento en cada momento.
No hay mas quejas, no hay más lágrimas
no hay más abusos, no ilusiones ficticias,
sólo ese anhelo de sentir que todo está en su lugar
con sabor de azúcar mascabado, con nectar de durazno
maple que es extraída de la hoja, que cubre mi mirada
al inhundarse en las olas del mar que pegan en la punta de mis pies,
refrescándolos, amándolos, volviéndome uno.
Pero de repente suena mi despertador
y me doy cuenta que voy muy tarde para trabajar...
Maldita sea.
El Abuelo.
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