Un pequeño golpe frío golpea mi rostro
mientras mis pasos me abren paso entre el atardecer,
algunas gotas caen, pero no les doy importancia
dejándolas resbalarse por mis mejillas.
Hay sonidos en el viento que llevan melancolía
de incertidumbre, y de caminos que se dividen
y exigen decisiones inmediatas, no esperan.
Son estos momentos dónde me gustaría que el tiempo
pasara lento, como si fuera en cámara lenta
y ver cada paso que doy, y distinguir claramente
hacia dónde llegaré en esa dirección.
Todo parece tan conocido y tan extraño,
todo parece ser suficiente, pero no llenador
las necesidades no se detienen ahí
los anhelos a flor de piel
y las preguntas inundan el sentido.
¿Todo va por el camino correcto?
Se verá en el resultado,
de momento mis pies siguen de pie;
y no van en cámara lenta.
El Abuelo.
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