Repican y repican sonidos e estas paredes de cristal
el sonido es cálido, ténue y me invita a viajar;
esos sueños que te elevan y te llevan por lugares
que en la realidad no es común encontrar.
En los aires vuelo
siento las ráfagas de viento golpear mi rostro
y ese sentimiento de libertad total
mientras las nubes acolchan mi espalda.
A lo lejos se ven las tierras verdes
que se engalanan con flores de colores
y los pétalos juegan con el aire
que llena el lugar.
Ese lugar dónde me acompañan los sonidos tranquilos
que sólo mi inconsciente puede generar
y la sonrisa no se quita de mi rostro
por qué ya sé a qué lugar quiero llegar.
Yo mismo me mezclo con los colores
me vuelvo de un color violeta
con toques de ambar
que me decoran con el cuadro surrealista
que me decoran con el cuadro surrealista
que ocurre en mi cabeza,
galopo con el sol y sus rallos me guían cual carretera,
el lugar es visible, ya o tan irreal
lleno de agua cristalina y templada
esa agua que limpia todo lo que toca
y refleja mi realidad.
Ese lugar vive más real que mi entorno
y mientras sigo mi camino a él,
nunca quisiera despertar
y saber qué pasa al legar...
PERO NUNCA LLEGA,
porque mis ojos se abren
y caigo al piso.
El Abuelo.
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