Cuantas veces morimos por enterarnos de los acontecimientos,
escuchar lo que le pasa al otro y comentar sobre la exposición del otro.
Amigos, conocidos, mal amigos, seres extraños y por conocer
todos pasan por el extenso mundo de la comunicación.
¿Pero cuándo nos ponemos a escuchar el silencio?
ponerle tantita atención a esos momentos que
a pesar de toda su ambigûedad, nos dicen más que mil palabras
que podemos conocer a alguien por esos silencios.
Encontrar una comunión en ellos, es glorioso
miles de cosas que se dicen con la mirada
con un abrazo, con pocas palabras y esa vibra
que grita a los 4 vientos lo que sucede, pero
que a falta de sensibilidad que hemos perdido con el tiempo,
ya no sabemos leer.
Hoy encuentro amistades sinceras
sin necesidad de encontrar más,
sin pedir ni reclamar nada
simplemente el deseo de ser escuchados
comprendidos, sin reclamos
ni respuestas obvias.
Simplemente aceptar, respetar y creer en el otro.
Gracias por dejarme ver la luz al fondo dle túnel.
El Abuelo.
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