¿Cuántas veces no llegas a estar tan saturado que de repente te sientes perdido?, así me he sentido últimamente al tratar de encontrar algo fresco e innovador, caí en un agujero emocional o no sé que sucede con la saturación en mi cabeza.
Las ideas no llegan y el cuerpo se siente cansado y desganado, me inhundan las ganas enormes de terminar con todo, huir y empezar de nuevo con nuevas cosas. Tal vez me alcanzó el pasado y la añoranza de lo que tuve y que dejé ir como agua entre mis dedos.
Extraño la sensación de la rutina divertida, y con eso me refiero a eso que hacía, mi trabajo, pero que me llenaba de alegría hacerlo, despertar cada día con ganas de ir a trabajar, a divertirme, a reír, todos los díasme sentía pleno, y por seguir las reglas que dicta la sociedad terminé en un punto que no me reconozco, dónde la frustración laboral te abruma, y dónde ya no encuentro ese gozo al hacer las cosas, ya sólo deseo que terminen y sólo porque son necesarias debo mantenerlas en mi vida.
Mucha gente no lo entiende, y sólo tratan de decirte que todo estará bien y que debemos estar agradecidos con lo que tenemos, y tienen razón, y sé que lo hacen porque me quieren y están preocupados, pero no se resuelve tan simple, o al menos no ante mis ojos.
Por fin hubo un tiempo de despojo y rompimiento de la cotidaneidad, ¡pero las cosas se volvieron más claras!, ¿por qué estoy parado en un lugar en el que nunca me ví? y peor aún, ¿por qué no me veo ni cercano al punto dónde tenía planeado estar?
No lo sé, y el siguiente paso tampoco sé cuál será...
Lo que sé es que necisto claridad, salir del encierro y ver la luz.
El Abuelo.
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