Increíble e inesperado
la voz que se levanta desde tan lejano Estado
llega a esta ciudad
para levantar cada bello de mi cuerpo
y erizar la piel.
Me recuerdas a alguien,
a alguien que quise mucho
pero sus ojos no reflejaban lo mismo por mí
y desde hace tiempo no veo.
Esta vez me refiero a esa incógnita voz tapatía
que acompaña mi tarde de domingo
y que vuela hacia el infinito
dejándome cerrar los ojos
respirar
y volar... mientras los rayos del sol se comienzan a esconder
y el frío se comienza a sentir,
sólo se que hoy
volví a supirar.
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