Así es como el calor sube día a día
y las gotas de lluvia intentan taparlo por las noches
y entoncés trato de saltar los charcos
para no mojarme más el alma.
Cada gota de sudor que cae por mi garganta
me hace sentir que estoy vivo
y a pesar de la soledad que se pueda llegar a sentir
siempre habrá con que secarte el sudor.
Y mientras seco mi propio sudor
veo enfrente de mi la gran montaña
que a pesar de ser rocosa
decido empezar a escalar
con mira de llegar a la cima.
Sé que llegaré, y tal vez no se encuentre nadie a mi lado
pero tendré la sensación que alguien viene tras de mí
para que al momento de voltear hacía el horizonte
las dos miradas se pierdan juntas
mientras tiernamente los dedos se entrecruzan.
Y así proyectos que se pueden llevar a cabo
que permitirán desarrollarme en lo que si sé hacer
me hacen sonreír y creer que mi trabajo y esfuerzo
se empiezan a tomar en cuenta
y que la fuerza que tengo con la gente que quiero
me hacen un ser más grande y valioso.
Gracias por las fuerzas que me obsequian
y por seguir a mi lado
a pesar de las olas que chocan contra nosotros
y si pensamos bien las cosas,
podremos llegar donde queramos
y ver mucho más allá
de lo que el horizonte nos enseña
en este triste atardecer.
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