Recta final, ya la línea de meta se ve cerca y los sentimientos comienzan esa necesaria carrera de preguntas y desapegos.
Qué difícil es decir adiós a lo que fue tu vida durante 4 años y ahora tienes la oportunidad de comenzar de nuevo en algo totalmente diferente (espero), pero como es difícil es intrepido. Una vez más me toca subir al carrito de la montaña rusa y recorrer el camino en busca de este reto que me haga abrir los ojos cada mañana y que mi sonrisa no deje de engalanar mi rostro.
Se sienten bien esas ganas de volar, de explotar la parte creativa, la parte artística, la parte esencial y sobre todo, recordar que sigo aquí, que sigo siendo yo y que mis sueños y deseos siguen vivos.
Triste al ver como la gente no valora lo que tiene y deja ir a todos aquellos con talento y ver como un imperio no respeta ni sus propios valores, pero a final de cuentas, ya no soy parte de y en mí si existe la integridad y el querer hacer las cosas bien. De eso estoy orgullos.
Por eso a unas pequeñas horas del adiós, levanto la cabeza y me saludo, me sonrío y me abrazo. Sé que sigo aquí y que toda la gente que quiero sigue en mi corazón.
Bienvenida la nueva etapa. Falta muy poco.
El Abuelo.
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