De mi cama saltan sueños que aterrizan en la vida real
al menos eso es lo que me gusta creer,
el pasado juega con el futuro, aunque éste es incierto
la luz se torna tornasol, aceitosa, confusa
y se refleja en la mirada que se cubre detrás de mi corazón
y sus latidos que se cubren de hierro.
Juro y quiero creer en el camino
que ilumina una vereda de confusión
de varios rostros que se ven por delante
sin saber si alguno me acompañará
o sólo nos volveremos recurrentes.
Pisadas, colores, sabores, miedos e ilusiones,
trabajo, pasión, y búsqueda;
viejo, nuevo, conocido y por conocer,
agradable, compatible pero no asombroso
pisa, toca, llega, cambia y construye.
La ilusión y la fe aún están ahí
en otro lugar pero evoluciona
no deja de esperar, de caminar
y sin querer lo que ciega el recorrido
es la alarma que aún de noche
me devuelve al asfalto
mi cruda realidad.
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