miércoles, enero 02, 2008
Vainilla francesa
Al ver hacía afuera
el cielo estaba cubierto de gris
el aire corría fuerte y frío
de eso frío que sientes hasta las entrañas
y que acompaña cada instante el sentimiento de la ciudad.
Después de un rato de no quitar la vista
sobre aquella ciudad que contiene tantas historias
siento que la mia se comienza a perder entre ellas
tanto, que no logro reconocerla.
Mi mano sostiene ese vaso caliente
que me mantiene inmóbil
que lleva ese sabor europeo
que recorre mi garganta
que por momentos se cierra
y provoca un dolor en mi camino al estómago.
Tal vez sea que ese nuevo aroma no me funciona
o es que no previne este frío
que dejé la bufanda y el gorro en casa
y en lo único que pienso es en ponermelos,
pero están lejos, y en lugar de eso
debo más bien aceptar que no están conmigo.
Palabras y frases se elevan al viento
pero desaparecen rápido
y viajan a lugares que no conozco
tal vez deseando que alguien las entienda
y las envíe de regreso,
pero creo que la sala de espera sigue vacía.
Esta vez, tomaré la última foto
que guardaré en el cajón
esperando que algún día
al abrirlo, aún este ahí
recordandome lo hermoso de su paisaje
y que aún me encuentro en él
sin que la tinta se desvanezca
como mi memoria lo hace.
Cielos negros que truenan
que caen sobre mí
y me hacen sentrilos
hoy se llevan mis recuerdos
mis latidos
mi respiración,
y veo como vuelan
como se elevan y se van
sólo espero que en realidad
haya alguien que
los desee escuchar...
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