Qué bien se empiezan a sentir estos días de descanso. Es como esa brisa que poco a poco golpea tu rostro en días de calor, simplemente te hace cerrar los ojos y sentirla; inevitablemente te pinta una sonrisa y la imaginación cobra vida.
Ha sido un día de meditación, de relajación y de aprender a disfrutar de la brisa que nos golpea, misma que muchas veces no nos damos cuenta que está ahí, tratando de llamar nuestra atención, y a pesar de que en muchas veces no es vista, no se rinde, siempre sopla buscando alguien que permita a sus sentidos simplemente sentirla.
Hay muchas veces en las que me pregunté el por qué las cosas no me resultaban, miles de cuestionamientos acerca del porque los esfuerzos no funcionaban, y después de un tiempo intentando lo que no se daba, logro entender que las cosas suceden por algo, y simplemente ocurren en el momento que deben suceder. Esto no significa que sea fácil o que una vez que se dan las cosas simplemente ya no habrá más obstáculos, pero se siente bien el voltear a ver el camino recorrido y sentir que todo vale la pena.
Hoy puedo voltear atrás y sonreír y también ver hacia delante y aceptar la nueva cuesta arriba que ahora veo ante mí. Y esta alegría que hoy tengo en el pecho, la quiero compartir con ustedes en esta fresca tarde de relajación.
Suspiros y respiros… con el corazón.
El Abuelo.
1 comentario:
hola , coincido contigo
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