Caminos que dan paso a veredas misteriosas
que una simple alma no se espera encontrar
y menos caminarlas de primera mano.
Colores, mariposas y hojas vuelan por los aires
con más de un metro noventa de alto
con ilusiones que hacen
que las pupilas brillen y esperen
recibir lo que tanto han buscado.
El corazón late, si se siente en el pecho
bum, bum, bum, bum, bum, bum
cada vez más rápido, más certero
con ganas de no dudar, ni dejar de creer
que no todo es perdido
y que la esperanza va de la mano
mientras se disfruta el trayecto.
Una noche con la luna en el cielo me hace sentir
que estoy en el lugar dónde debo estar.
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