domingo, octubre 14, 2007
ejercicio perverso y enfermo
lo prometido es deuda... los dejo con u texto fuera de lo común...
xox
EL MEJOR DÍA DE MI VIDA
Abro los ojos y veo el hermoso cielo azul que entra por mi ventana; siempre me ha gustado que la mañana me reciba con esa calidez, con el sonido de la libertad que se vive afuera; me estremece el verde de todos los árboles que rodean mi casa y más allá, ya que no hay nada, ni vecinos, ni tiendas, sólo ese camino que se pierde a lo lejos, acompañado por la vista que le da el lago, y por supuesto, esa infinidad de árboles de la que hablo.
De repente el aroma que entra por las cavidades de la puerta me despierta un apetito carnívoro. Por supuesto son las famosas panquecas que mi mamá prepara cada domingo; por un instante me detuve al verme acostado en mi cama, no se si fue ese sentimiento de libertad o el hambre, pero se congelo mi mirada en mi cuerpo, acostado, sensible, dispuesto. Me di cuenta que nuca tomaba el tiempo para conocerme, y más ahora que ya eran notorios los cambios que en mi cuerpo había; por eso me quite la playera y mis boxers en cuestión de segundos, me puse de pie y me enfrente a la realidad al verme por el reflejo que me obsequiaba el espejo colgado de la puerta. Con mis manos gruesas comencé a tocar cada parte de mi cuerpo, sentí los vellos que ya sobresalen de mi pecho y de mi entrepierna; toque mis tobillos, mis rodillas, note que mi pene ya estaba ensanchado y que de mis testículos ya crecían largos y enchinados vellos, mi abdomen era rígido y mi cuello marcaba esa vena que me gustaba tocarme; impactante fue percatarme de esos detalles cuando estoy por acabar la universidad.
Al terminar de explorarme sabía que ese sería un día excepcional, ya que acabaría el servicio en el hospital de quinta donde me habían obligado a realizar mis prácticas, lo que no me emocionaba era dejar de ver a laura, esa chica que ya estaba en el hospital cuando entré, sólo que nunca escuche su voz, ya que estaba, y creo que seguirá, en coma; desde que mis ojos la observaron, brillaron aún más verdes, sentí por primera vez esas mariposas en el estómago que uno como hombre jamás decide aceptar.
Entre mi amor propio y mis pensamientos desordenados, escuche la voz de mi madre llamándonos a papá y a mi a desayunar, decidí ponerme de nuevo esos boxers pegados y al tomar la playera y verme reflejado en el espejo, me sentí sexy; “creo que ya no es necesario ponerme la playera, mi sola silueta con esos boxers pegados que no dejan nada a la imaginación son suficientes para disfrutar este sentimiento; ¿mis papás se habrán dado cuenta de lo sexy que soy?”
Me senté a la mesa buscando la mirada deseosa de mis papás al verme y más cuando había decidido jalarme un par de veces la verga para que se parara un poco antes de llegar a la mesa; al parecer no les atrajo, esa actitud me molesto un poco, ¿cómo podría saber si me veía lo suficientemente atractivo el último día que estaría con laura?; mi mamá comenzó a servir el desayuno y mientras pasaba un poco de jugo por mi garganta, mi papá me hizo una pregunta que provocó que el ácido del jugo me quemara por dentro: - ¿Cuándo te conoceremos una novia? –
No conteste nada, sólo me le quede viendo sin parpadear y con mi actitud de: no contestaré esa pregunta tan estúpida. Pero en mi cabeza no dejaba de repetirse que al igual que en la mañana descubrí que no me conocía, tampoco había tenido novia, y a pesar que laura despertó en mí ese nerviosismo del enamoramiento, nunca había pensado en mis necesidades sexuales, y que el jalarme la verga para que mis papás vieran que bien está su hijo, era un acto que nunca había hecho antes, pero que a final de cuentas me gusto.
Terminé de desayunar y mientras subía rápido a bañarme y cambiarme para ir a entregar mis reportes finales al hospital, escuche murmurando a mis papás acerca de lo preocupados que estaban por mi, por mis actitudes y que era inestable emocionalmente; me desconcertaron esos murmullos pero llevaba prisa así que no le di importancia a esos comentarios, por lo que me metí a bañar con agua más caliente de lo normal, el humo se acumulaba de tal manera que no lograba ver nada y mi piel ya estaba rosada por ese ardor, pero no me quemaba, mas bien, lo disfrutaba como nunca antes.
Después de algunos minutos ya estaba vestido con atuendos blancos y la bata que durante varios años me ha vestido, salí de mi cuarto para despedirme de mis papás pero sólo escuche sus risas y gemidos detrás de la puerta dónde según ellos, con mucho amor me encargaron, solo sonreí ligeramente y salí de la casa para prender el coche y dirigirme al hospital del centro.
Ya en el hospital, entré en la oficina de mi jefe, le entregue los reportes, me liberó la carta del servicio para después estrecharme la mano y poder despedirme de mis compañeros, que por cierto con ninguno me lleve nunca, pero las despedidas son inevitables; nunca olvidaré sus caras de alivio al verme partir, sus rostros mezclados con hipocresía me despedían como si nos hubiéramos llevado por años, pobres imbéciles, lo importante era que por fin se terminaron esas prácticas infernales que nunca me gustaron; mientras mi sonrisa les decía todo esto que estoy describiendo, mi piel se erizó como si me hubieran echado un balde de agua fría, era el momento de despedirme de Laura, por lo que camine a su habitación, me lleno de alegría ver que no tenía visitas, por lo que entré y cerré la puerta; ahí estaba ella, tapada con una sabana blanca, con el sonido del electromonitor a nuestro alrededor y sus labios rojos entreabiertos.
Verla recostada, sin gestos, sin poderme decir nada, provocó que cerrara los puños con fuerza, después de esos años en el hospital siempre quise verla abrir los ojos, que me viera, que sintiera las mismas mariposas que yo siento, pero no paso, ahí seguía acostada, como vegetal, sin decir nada. Pensé que tendría una tristeza incontrolable, pero lo que sentía era caliente la sangre; mi pantalón comenzó a sobresalir, mi pene se levantaba, mi respiración empezó a ser más fuerte, dejé de tener mi mano tensa y los puños desaparecieron, ahora mis manos estaban más ocupadas, una en sobar mi pantalón y otra en tocar mi pecho por encima de la bata; el sonido de sus latidos por medio del electromonitor me tenía muy excitado, mi verga ya estaba tan dura que en cierto punto me dolió, tal vez era por el poco espacio que tenía en el boxer y el pantalón, cuando baje la mirada ya sobre la blancura del mismo sobresalía una gota de mi líquido seminal, apreté los dientes, y no pude más que empezar a encuerarme, sólo escuchaba los sonidos de la ropa al caer, primero fue la bata, después la camisa, la hebilla del pantalón, mis zapatos al rodar por el piso, los pantalones al caer, y el sonido de mi piel al ser rosada por mis dedos mientras mis boxers recorrían su camino hacia el piso. Así ya estaba frente a ella, mi cuerpo desnudo y erecto, sudoroso y deseoso de conocerla más a fondo; me acerque y quite las sábanas que me estorbaban, rasgue su bata y la deje al descubierto; que hermosa era, sus pequeños pechos, sus pezones rosados, sus caderas delimitadas y su vagina apretada, diciéndome que necesitaba ser agitada, abierta, probada y desgarrada, sus piernas torneadas que exigían caricias; al verlas solo me trepe a la cama me senté sobre ella a la altura de su abdomen, levante poco a poco mi pelvis para recorrer sus senos con mi pene, hasta llegar a sus labios, que terminaron pegajosos después de que mi pene baboso la acariciaba; mientras seguía con mis movimientos pélvicos en su cara, decidí que era tiempo de algo de interacción, yo también era objeto de deseo, por lo que agarre una de sus manos y la lleve a mi cadera y trasero, me sentía tan vivo en ese instante, estaba fuera de control, llevé uno de sus dedos entre mis nalgas y llegue al centro, donde circularmente me estimule, sentí como empujaba su dedo para que poco a poco entrara en mí, la sensación era rara al principio pero encontré un punto dónde las mariposas ya no solo estaban en el estómago, sino nacían de mi trasero, hasta por debajo de mis testículos, y debajo de mi vientre; después de un rato de estimulación, ya mi respiración era muy fuerte y la volví a ver, parecía que me sonreía, que le gustaba lo que estábamos haciendo, asi que saque su dedo un poco manchado de mi y lo chupe hasta dejarlo limpio, y con esa misma lengua la empecé a recorrer hacia abajo, hasta probar su sexo, para después abrir violentamente sus piernas y ver como su pequeña vagina se entreabría, era una invitación que no podía dejar pasar, así mi dura verga la penetró, sentí como entraba rápidamente a pesar de su estrechez, forzaba mi camino y con fuerza abría esas partes que no me dejaban pasar, después de un tiempo del vaivén de mi cuerpo, sentí mi pene húmedo y lo vi rojo, ¿es que acaso estaba en sus días?, o ¿la había lastimado?, decidí no poner atención en eso, me centré en el movimiento de sus senos mientras la penetraba, me excitó tanto esa imagen que de repente sentí esas cosquillas por todo mi cuerpo, disfruté ese recorrer de mi semen por lo duro de mi pene, y exploté en ella, adentro, con ese calor de felicidad que sólo ella me podía dar.
Mi respiración era muy fuerte y mi sudor empapaba su cuerpo, yo aún movía mi pelvis al ritmo de los latidos de su corazón, que se escuchaban por el monitor, que ahora eran más agitados; me sentía feliz, sabía que ella lo había disfrutado, me recosté en su pecho y me quede mirando por unos minutos el monitor, esas líneas verdes subiendo y bajando como curvas interminables; de repente oí un gemido, era muy pequeño pero lo alcance a escuchar, levanté la mirada y ahí estaba ella, con los ojos mirándome, eran grandes, estaba espantada, y entreabría la boca, yo saque mi pene de su hermosa vagina mientras ella, a sus apenas 12 años cerraba fuertemente sus ojos. Me vestí en menos de un minuto, me acerque a ella, estaba como privada, las lágrimas recorrían su rostro, las lamí y le dije, estuviste increíble, yo también te amo, no lo olvides y salí corriendo del hospital.
Durante el camino a casa venía muy contento, aún traía el olor de la habitación después de terminar de hacer el amor, y por supuesto la carta que me permitiría titularme para poder trabajar en forma como un doctor profesional y ético.
Al llegar a casa y abrir la puerta, sólo escuche a mi madre llorar inconsolable mientras tenía la bocina del teléfono en la mano, y la mirada de desaprobación de mi padre hacia mí; les dije: ¿Qué pasó?, y mi padre enfurecido se abalanzó hacia mi y con un golpe volteo mi rostro; una gota de sangre resbaló por mi labio, y la risa incontrolable emergió de mi garganta, mi padre sólo repetía: - ¿Cómo pudiste hacer eso?- , entonces me di cuenta que ya lo sabían, sabían que tenía novia y que acababa de hacerme hombre, que lo había hecho por primera vez, entonces sólo le dije: “mi primera vez no fue tan mala, como muchos me habían dicho”.
Mi papá desconcertado me miró fijamente, se paro y corrió a su habitación, yo me incorpore y abrace a mamá, pero me aventó con fuerza y me dijo que me aborrecía; no comprendí la manera en la que actuaban y las lágrimas cayeron poco a poco sobre el piso de madera, una desesperación comenzó a invadir mi cuerpo, le grité que qué haría de comer, me miró fijamente y sólo subió las escaleras, corrí tras ella y la rebase, no la dejé terminar de subir a su cuarto, y le repetí: ¿Qué harás de comer?, ella intentó sólo evadirme y seguir su camino, pero no se lo permití y comenzó el forcejeo, con el que ella resbaló y vi como su cuerpo caía escalón por escalón de las escaleras, y justo con el último de ellos se escuchó como varios huesos tronaron, y mi mamá con la mirada perdida veía hacia la puerta, me dio risa la caída y mientras bajaba a ver como estaba, empecé a tronarme los dedos haciendo burla a como se escucho su cuello al golpearse con uno de los filos de la escalera. Mi papá salió de inmediato de su cuarto y lo mire mientras me reía ensordecedoramente; él bajo tras de mi, yo corrí a la cocina y agarré uno de esos cuchillos filosos con los que mi mamá cortaba el pan duro, sentí el aire de mi papá corriendo hacia mi, entonces volteé y palpé como solito se incrustaba en el cuchillo, nunca olvidaré su mirada, como sus ojos se abrieron y tuvo una expresión fenomenal; después de unos minutos recargado en mi, cayo al piso que se empezó a llenar de sangre, y al verla recordé como se veía mi pene lleno de sangre al estar haciendo el amor con Laura, fue cuando suspire, y jale a mi padre junto al cuerpo de mi madre.
Al verlos tirados y ya los dos empapados de sangre, sentí cierta familiaridad con Laura, estaban como ella cuando entré a su habitación a despedirme, y de nuevo se hizo notar una erección, le saqué el cuchillo a mi papá, les quite la ropa como lo hice con Laura, los toque, me senté arriba de ellos, descubrí que el cuerpo de papá era muy parecido al mío, a aquel cuerpo que vi por la mañana frente al espejo, por lo que lo empecé a tocar, su pecho estaba lleno de vello empapado de sangre, su pene grueso, aunque no estaba como el mío de duro, lo lleve a mi boca y con la mano izquierda rozaba los pezones de mamá, la ansiedad me llevo a empezar a morder con fuerza el pene de papá y sentí como la sangre y pedazos de carne pasaban entre mis dientes, nunca me había sentido tan activo en mi vida, entonces dejé de morder, me levante ya con mi boca empapada de sangre y mis manos agarraron mi pene y comenzaron a jugar, la velocidad empezaba a subir, mientras yo subí la mirada al techo; a lo lejos se empezaron a escuchar sirenas; ¡que sensación!, esos sonidos repetitivos como el electrmonitor con los latidos de Laura, entonces miré a mis padres, y también se veían contentos, orgullosos de su hijo, de lo exitoso que era, por lo que mi cuerpo comenzó a espasmarse y mi semen blanco lleno los cuerpos de mis padres, ya exhausto sólo deje caer a mi cadera encima de las piernas de ambos, las sirenas se detuvieron fuera de mi casa, se escucho mucho movimiento de gente, a la fuerza abrieron la puerta de mi casa, la escena era de mi cuerpo sentado sobre mis padres, la sangre resbalando por mi garganta y la felicidad que desde la mañana mi cuerpo ya sentía, y que culmino al ver esa puerta abierta, al poder ver el azul del cielo, y volver a sentir ese sentimiento de libertad que traen los árboles que se encuentran al lado del lago, ese aire que rozo mi cara al abrirse la puerta y el aroma a bosque que se imprimió en mis espacios entintados con lo salado de la sangre, por fin entendí quien era; nunca me percate de la gente que me invadía en esos momentos, porque la felicidad que recorría mi vida ese domingo, era inigualable, era insaciable, jamás nadie quitaría de mi piel, el hecho de que mi primera vez fuera con el amor de mi vida, que lo haya disfrutado tanto y que ese mismo día, mis padres reconocieran lo buen hijo que soy, por eso a pesar de cómo se entiendan las cosas, en aquel momento descubrí que fue simplemente… el mejor día de mi vida…
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