El sol brilla y se vuelve enorme
los rayos nos llegan y consumen
sacan por cada poro el líquido salado
que nos derrite y nos atonta.
La razón se pierde
los ánimos se vuelven tristes
y el camino se torna borroso
tras la imagen ilusoria de un oasis.
La garganta se seca
nos exige líquido refrescante
busca una y otra vez
no quedarse seca y aislada.
Los días así me perturban
cierran mis ideas y mis dedos se entumen
no se que pasa,
simplemente estoy abochornado
quiero vivir bajo un manantial
de agua helada.
El Abuelo.
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