Hoy me puse a pensar en las veces que nos toca vivir sucesos importantes como juegos olímpicos, el nombramiento de un nuevo presidente, la boda entrante de Kate o la tragedia que sufre un país a causa de los desastres naturales. Son temas que nos incumben a todos y que son de interés general, pero cuando hablamos de un sector más individual ¿Qué probabilidad tenemos de celebrar nuestros propios sucesos importantes? Y con esto no me refiero a festejar cada año nuestro cumpleaños.
Llega un momento en nuestras vidas donde nos sentamos a ver al horizonte y entendemos que si nosotros no comenzamos a escribir en nuestro propio libro con páginas en blanco, nadie más vendrá a agarrar la pluma y escribirla por nosotros. Muchos logramos tomar la pluma a temprana edad, otros se dan cuenta muy tarde que las hojas y la pluma estuvieron siempre ahí y se arrepienten de no haberlo hecho antes.
La lista, en el caso que sea, está llena de sueños, objetivos y cosas por cumplir. Muchos dicen que de esto se trata la vida, de irse poniendo retos continuamente. De hecho siempre se habla de estos retos como una obligación moral que cada persona debe cumplir; pero porque nunca se habla de qué se debe hacer cuando la lista se vuelve interminable, o cómo ir celebrando nuestros retos o si existe alguien que haya partido al más allá sin ningún punto de su lista pendiente.
El punto es, que no importa el tiempo que pase antes de cumplir con nuestros propios retos, sino que cada vez que los cumplimos, se cierra un ciclo en nuestras vidas que no sólo nos permite avanzar, sino evolucionar y madurar, y esto señores es un gran motivo para celebrar.
Sí, hacer una gran fiesta de celebración por esos pequeños pasos que nos hacen sonreír y evolucionar y que no fueron nada sencillos de alcanzar. Así que con esta pequeña intervención les propongo que cada ocasión que logremos algo que nos costó mucho obtener, siempre lo celebremos desde nosotros mismos de alguna manera personal o con todo el mundo que es importante para nosotros, ya que si no comenzamos con este pequeño ritual ¿Cómo queremos que nuestro paso por este mundo no quede marcado para la historia? Una cosa lleva a la otra ¿no?
El Abuelo.