se vuelve gris y nublado, muchos días sin estar presente
el silencio invadió el espacio y las palabras no salían.
La enfermedad tomó mi cuerpo
dolores que recorrían mi vientre
temperatura mayor a los 49º
sudor que empapaba mi razón
dolor de articulaciones que no me permitía ni caminar;
mucho trabajo, mucha presión
demasiada entrega
pero sólo por luchar que la pequeña llama de la esperanza
no se apague ante un inminente cambio
que abraza mi cuerpo y lo lleva por lugares desconocidos.
Ausente y sitante
sin cabeza para plasmar algo
algo que marque y deje huella
algo que devuelva mis fuerzas conmigo
algo que me recuerde que mis pies tocan el piso.
Ausente pero con mis manos en el teclado de nuevo...
El Abuelo.